domingo, 30 de agosto de 2009

Tiempo ~ Reflexión

El reloj sonaba con un ritmo singular, el alargado péndulo se movía de lado a lado de tal forma que parecía chocar contra la base del artefacto, a su vez, el minutero permanecía inmóvil, intacto.

Una Helada brisa entro por mi ventana, en pocos segundos, esa brisa se convirtió en un feroz viento que rompió los cristales de las frágiles ventanas de la casa. Tanta fue la fuerza de aquella ventisca que el minutero empezó a andar, el péndulo se movió más rápido, haciendo sonar las campanas del anticuado reloj, marcando las doce. La medianoche. La máquina, por inexplicable razón se colapsó, transformándose en polvo, en cenizas tan oscuras como la noche misma.

Tiempo, el tiempo es frágil, pasa rápido, y cuando nos falta, siempre queremos más.

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